Con el frío tenemos una molestia que le acompaña: “el dolor de garganta”. Podemos soportarlo solo o con la ayuda de algún producto farmacéutico o un remedio casero, pero puede tardar hasta siete días en desaparecer, a veces acompañado de sequedad, aspereza, tos seca o productiva e inflamación.
El dolor de garganta se produce cuando se irrita o se inflama la garganta o los tejidos que la rodean. Aunque es un trastorno típico en niños, ninguna edad se libra de pasar por ello. Y como suele haber un virus detrás, es contagioso, por lo que debemos intentar ponerle freno. Ponga en práctica al menos estos dos consejos: protéjase la boca y la nariz con pañuelos desechables cuando tosa o estornude y lávese con frecuencia y concienzudamente las manos con agua y jabón.
No es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma que delata la presencia de otro problema. Los más habituales son faringitis, amigdalitis y laringitis, normalmente víricas, pero no son las únicas. El resfriado común, la gripe y la mononucleosis infecciosa o ‘enfermedad del beso’ también están en la lista de problemas de salud que puede haber tras un dolor de garganta.
Además, hay otros motivos que nada tienen que ver con las infecciones. El nefasto hábito del tabaco es un culpable habitual. El humo, el polvo, el polen y otras partículas en suspensión tampoco ayudan, al igual que el uso forzado de la voz o el consumo de irritantes como el alcohol, o los conocidos Karaokes, que tampoco ayudan a mantener la garganta a salvo. Si respira por la boca, es normal que se levante por la mañana con dolor de garganta y sequedad. Y si come o bebe algo excesivamente frío, la garganta también se resiente.
Sensible y delicada, la garganta requiere atención y cuidados. Haciéndolo, no sólo protege las vías respiratorias, sino también la voz y las cuerdas vocales. Un estilo de vida sano y una dieta variada y equilibrada día a día son claves para disfrutar de una garganta saludable, pero, si a pesar de todos los esfuerzos se resiente, siempre puede recurrir a los productos de la colmena. Los productos naturales pueden ser un buen aliado y entre todos ellos el própolis destaca con luz propia.
Própolis
El própolis es una resina que elaboran las abejas a partir de plantas para construir y reparar la colmena y protegerla de la humedad, corrientes de aire y suciedad. Se trata de una sustancia aromática, de color entre amarillo y marrón y sabor amargo característico, ligeramente picante, rica en aminoácidos, vitaminas y minerales. Sus componentes principales son los flavonoides y los ácidos fenólicos y sus ésteres, aunque día a día se detectan nuevos componentes que ratifican sus funciones biológicas.
El término própolis deriva del griego pro (delante) y polis (ciudad) y significa ‘defensor de la ciudad’. De hecho, las abejas hacen un felpudo con própolis en la entrada de la colmena para higienizar a todos los individuos que entran y evitar así que contaminen el interior. Se puede afirmar que las abejas desinfectan con el própolis la colmena y a todos sus individuos.
En definitiva, se trata de una alternativa natural que al contener prolifenoles, flavonoides, aceites esenciales, provitamina A, vitaminas B1, PP y B3 ayuda a suavizar la garganta y a mejorar su malestar.
También mejora las defensas, de ahí que se le conozca como ‘el antibiótico natural’ o la ‘penicilina de la naturaleza’, y posee propiedades antioxidades, antiinflamatorias y antialérgicas, todas ellas cualidades que le convierten en un aliado de excepción para velar por nuestra garganta.
Además, la medicina popular ha recurrido a este producto natural para, entre otras cosas, combatir la tuberculosis, infecciones bacterianas y fúngicas y trastornos gastrointestinales; y sobre la piel para, por ejemplo, limpiar heridas, tratar quemaduras y el herpes genital..
Cuándo acudir al médico
Si lleva más de tres días con dolor de garganta y con fiebre superior a 38º durante más de 24 h, tiene placas de pus en la parte posterior de la garganta, le duele mucho al tragar y tiene los ganglios linfáticos inflamados o muy sensibles es necesario acudir al médico.
Tras el dolor de garganta puede haber un proceso bacteriano y hay que contar con las armas necesarias para hacerle frente. Sólo en estos casos se puede recurrir a un antibiótico y siempre bajo estricta prescripción médica.